Monomarental en el extranjero

Esta semana hace cuatro meses que llegamos a Holanda. Que «regresamos», porque la última vez que dejé este país él estaba aún en mi vientre. Pero esto siempre ha sido y será parte de su historia, de su origen, y ahora el lugar donde echará raíces.

Y os preguntaréis cómo es esto de la monomarentalidad fuera de casa, fuera de tu zona de comfort, y cómo es construir redes una vez más, empezar de cero…

Podría deciros que difícil, pero la verdad, en un país donde el apoyo institucional y los servicios sociales funcionan bien, además de la economía claro está, las cosas, aunque estés lejos de tu familia y red de apoyo, funcionan hasta mejor si cabe. No voy a entrar a hablar acerca de todas las cosas que me engancharon a Holanda la primera vez que me mudé aquí, ni de por qué nunca quise regresar a mi país de origen. Pero sí de las redes, los comienzos, y de el borrón y cuenta nueva a nivel emocional.

El 1 de enero de este año fue cuando tomé la decisión de regresar. Aunque realmente, nunca me había ido del todo. Seguía de alguna manera con un pie en este país que tanto me dió, pero solo necesitaba encontrar el momento adecuado y planificar nuestra futura vida con suficiente tiempo para poder regresar. Y no voy a mentir, me daba miedo, no por mí (ya que estaba acostumbrada a ir de país en país durante años), si no por él. Sabía que la decisión que tomaba era por ambos, y también sabía que aunque al principio pudiese ser complicado, todo iba a merecer la pena para garantizarle un mejor futuro tanto a él como a mí. Sorprendentemente, su adaptación ha sido de diez. Estuvo nervioso la primera semana, pero de la misma manera que se ponen nerviosos cuando vas de vacaciones y cambias de casas, de olores, de sabores, e incluso de luz. Pero nada que no fuese llevadero. Ha venido de paquetito conmigo en la bici cada día, a cada cita, a cada recado o gestión que hemos tenido que hacer sin apenas quejarse. Y es que la resiliencia de lxs niñxs es algo que nunca dejará de sorprenderme. Obvio ha habido algún día que se ha torcido, pero en general todo ha ido rodado.

¿Y sabéis por qué creo que es? Porque cuando estás donde tu corazón y tu alma se sienten en paz, todo fluye. Puede haber etapas más complicadas, o traspiés, pero todo poco a poco va encajando. Tenía una muy pequeña red de cuando vivía aquí. Pero era pequeñita. Y en poco tiempo hemos construido juntos una red de gente increíble, incluidxs a nuestrxs ya inseperables amigxs y coaches de Heartfulness Meditation, quienes ya forman parte de nuestra familia. Así como otra persona, que llegó como un regalo, de la que ya hablaré algún día. Y os digo, que no hay conexión más fuerte que la que sienten dos madres expatriadas en un país ajeno al suyo. Porque las penas y las alegrías se comparten, se dividen y se entienden como nadie lo puede entender. Ni tu familia más cercana. Porque haces piña como si no hubiera mañaba, y eso te da la vida…Te la facilita.

Y yo, qué os voy a contar. Que soy feliz, que esto era lo que siempre había deseado y que regresar era una espinita que tenía que quitarme. Que obviamente hay momentos donde llueve, y el niño llora, y tienes que cargarlo en la bici, y no puedes con tu vida, y quieres morir. Pero luego le ves socializar, con niñxs de todas partes y feliz porque tu felicidad es la suya y viceversa, y entonces esos días nublados se vuelven más soleados. Y miro para atrás, y me sorprendo de todo lo que hemos vivido en 3 años y medio. Y todo lo que él, a su corta edad ha experimentado.

Casi sin querer he conocido a otras madres divorciadas, separadas o monomarentales de todas partes del mundo. Y nos une lo mismo, las ganas y la rabia que tenemos de seguir adelante, porque ellxs lo merecen y nosotras también. Y porque sabemos que aunque a veces las cosas no salgan a la primera, eso mismo que nos hizo seguir adelante y luchar con uñas y dientes cuando afrontamos nuestra maternidad en solitario; es exactamente lo mismo que nos empuja hacia adelante aquí, lejos de todo.

A todas vosotras, mujeres que pasáis por lo mismo os abrazo. Hay días de mierda, si , pero no hay mejor sensación que mirar atrás y estar satisfecha por haber llevado a cabo el plan que deseabas.

9 comentarios en “Monomarental en el extranjero

  1. ama_nece dijo:

    Me alegro infito por ambos Lorena!!! Tienes toda la razón, cuando estás dónde /cómo/ con quién deseas la paz que sientes es insuperable. Ole por vosotros. A seguir así! 😉

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  2. Carmen dijo:

    Como te entiendo. No soy madre soltera, pero si expatriada. Varias mudanzas internacionales con bebés a cuestas. Y bueno, mi pareja viaja por trabajo así que muchas veces pues llevo la crianza sola. Tienes razón en que hay que crear una red de amigas, y nos ocurre lo mismo, mis niños tienen amigos de todas partes del mundo y eso me gusta mucho.
    Te haces más fuerte de eso no cabe duda, así que imagino que siendo madre soltera esto lo elevamos al cubo 😉. Me ha encantado leerte y me quedo por aquí. Por cierto, Holanda está en nuestros planes para la próxima mudanza internacional. Vives en Amsterdam?
    Un saludo.

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    • Lorena dijo:

      Hola Carmen, vaya familia de viajerxs estáis hechxs!Me alegra mucho escucharte y como bien dices es super enriquecedor que nuestrxs hijxs tengas amigxs de todas partes. Nosotrxs vivimos en el sur de Holanda, en Breda concretamente, pero es un país muy pequeño y te lo recorres de punta a punta en super poco tiempo!Si venís, acvísame y quedamos!

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      • Carmen dijo:

        Fíjate que hicimos un Road Trip por Europa y atravesamos Holanda. Y si, es pequeña. Pero bueno ahora vivimos en Malta jejeje. Nos ofrecieron un trabajo en Woensdrecht y miramos Breda como opción, aunque un poco lejos para ir todos los días. Pero dicen que hay comunidad de expats por esa zona. Aunque tb miramos Rosendaal. Aún no hemos descartado una mudanza a Países Bajos. Quizá en un futuro no muy lejano…

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